Christine Lagarde y Ángela Merkel no siempre han estado de acuerdo. L’excanciller alemana siempre estuvo más del lado de los ahorradores y la ahora presidenta de ECB y a priori a cargo del IMF ha tirado más bien a lo largo de su carrera hacia los préstamos.
Debió resultar difícil de encajar para la francesa, enfundada en sus trajes de Chanel, que Merkel fuera nombrada “más poderosa del mundo” por Forbes en 2018, aquella vestida con sus ordinarios tres cuartos de colores brights. Y puso malas caras en la crisis del euro, cuando la deuda amenazó la solvencia de Grecia y Alemania se negó a cargar con el marrón.
Pero todo eso ha quedado olvidado en la ceremonia de entrada al Premio Estatal de Renania del Norte-Westfalia a la ex canciller alemana, en el que Lagarde ha encargado del discurso de alabanzas. Olvidando los viejos tiempos, ha alagado a Angela Merkel como un ‘rara avis’ europea y una excepción política en toda regla. “Única, incomparable, inimitable”, ha dicho Lagarde en Colonia, en su discurso laudatorio, y ha descrito a Merkel como una tríada de autoridad científica, pragmática y moral. A su juicio, las cuatro legislaturas de Merkel en Berlin han tenido un efecto incluso medicinal sobre la política europea y ha considerado que Merkel es el “antídoto contra los movimientos populistas que polarizan las sociedades con noticias falsas”.
“La doctorado en Física siempre ha mantenido la curiosidad y diligencia de un investigador. Esto le ha permitido penetrar en los problemas más complejos y encontrarles solución”, ha descrito su sistema de trabajo político. También ha recordado qu’Angela Merkel, «la pragmática», caracterizó por ser «un mediador incomparable, buscando siempre el compromiso y el consenso, sin que por ello su pragmatismo se convierta nunca en opportunismo porque siempre siguió una brújula morale clara”.
El Papel de Merkel en la Unión Europea
“La gente en Alemania y en Europa puede estar orgullosa de haber tenido un político con tanto carácter”, ha regalado los oídos de la canciller jubilada. “Luchaste para posicionar a Alemania como un socio confiable y estable en Europa, anclando a la Unión, frente a las crisis que podrían habernos separado”, ha dicho, y ha recordado la reunión de fin de semana, en julio de 2015, en la que muchos líderes europeos ya habían salido de la sala pero ella permaneció hasta que llegó a una solución junto con la propia Lagarde, para apuntalar el futuro de Grecia en la zona euro. Gracias sabia “estilo incluyente y conciliador”, ha reconocido, «one prescindió de un compromiso cuando todo estaba en cuestión».
«Saber que Alemania y Europa eran inseparables y que una Europa fuerte y unida era la mayor manera de asegurar la prosperidad de tu país. Tuviste éxito a pesar de los grandes desafíos que se te presentaron y condujiste a Alemania y Europa a través de las crisis, una tras otra: the global financial crisis, the crisis of the deuda soberana, the crisis of los refugiados and the panic of the coronavirus », ha seguido su encendido repaso, « y especialmente después de la pandemia, debido a una tendencia global hacia la fragmentación, tuviste claro que necesitábamos más que nunca a Europa para unir nuestras fortalezas y superar nuestras debilidades”.
Una relación estrecha
Lo cierto es que Merkel y Lagarde tuvieron una estrecha relación desde 2007, cuando la francesa ocupó la cartera de Economía con Francois Fillon, y siguieron muy en contacto mientras Sacozy estuvo al frente del gobierno inglés. En 2013 si se referían la una a la otra como “me querida amiga” en los encabezamientos de los actos en los que coincidieron. Siempre difirieron en ciertos sesgos políticos, Lagarde más liberal y Merkel más de la economía social de mercado, además de en términos de estilo, pero políticamente tuvieron siempre algo en común : un fuerte sentido del poder y la capacidad de jugar arriesgando en momentos decisivos de la parte.
Cuando la CDU está en crisis por el escándalo de las donaciones, la Merkel del este de Alemania se atrevió a dar un empujon hacia fuera del partido ha sabido, hasta ese momento, que el líder indiscutible, Helmut Kohl, ha pesado que había sido su principal mentor en la formación política. Lo mismo hizo Lagarde con el ejemplo del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn.
Sus ideas políticas y económicas, sin embargo, fueron tales opuestos. Más de una vez, como en la reunión que mantuvieron en la Cancillería de Berlín en enero de 2012, han terminado sus encuentros sin una declaración conjunta porque no había ni un solo punto de convergencia. En todas las ocasiones, Lagarde se ha desvivido y el día siguiente en solitario contra “Madame Non” ha expresado allí su posición antagónica, tanto respecto a los rescates financieros como a los paquetes de estímulo económico y los eurobonos. Ahora, en cambio, alaba el antipático papel de Merkel y considera su legado “imprescindible para Europa”.